Conservación de la miel

La miel es un elemento básico en muchas cocinas y un edulcorante genial para alimentos y bebidas.

Y aunque es un producto muy duradero y fácil de conservar y almacenar, hoy te contamos como almacenarlo de forma que pueda aguantar en perfectas condiciones para su consumo mucho más tiempo.

Lo ideal es guardar la miel a temperatura ambiente y apartarla de la luz solar. Y mejor en recipientes muy bien sellados que se encuentren entre los 18 y 27 grados C.

Por debajo de esa temperatura, la cristalización se dará mucho más rápido. ¡Así que nunca la guardes en el frigorífico porque cristalizará todavía más!

Pero… ¿Qué hacer si tu miel se ha cristalizado?

¡No te preocupes! La miel cristalizada se puede consumir sin calentarla para que vuelva a un estado líquido. Aunque si la prefieres aún más líquida te recomendamos calentarla a una temperatura entre 35 y 40º. Sin llegar a superar nunca este máximo, ya que a partir de aquí puede perder muchas de sus propiedades.

Si no quieres recurrir a fuegos de cocinas y correr el riesgo de calentar demasiado la miel al baño maría puedes probar estos tres trucos:

  1. Calentar un minuto el tarro abierto a media potencia en el microondas durante 30 segundos. Si todavía queda parte cristalizada repetir la operación en intervalos de 20 segundos.
  2. Utilizar un cazo con agua a temperatura de ducha utilizando la mano para comprobar que no queme.
  3. Utilizar un calienta biberones eléctrico (no superan los 40º) para hacer el baño maría.

Y recuerda que para servir después la miel existen palos de madera especiales que te serán muy útiles.

Consejos para la conservación de la miel

  1. Utiliza envases de vidrio
    Si has adquirido la miel de manera natural, lo más probable es que ya venga en un recipiente así. Pero si, por el contrario, tienes la miel guardada en un bote de plástico, no conseguirás conservarla en buenas condiciones ya que el plástico se modifica con el tiempo e incluso puede llegar a soltar alguno de sus componentes.

Además, los envases de plástico normalmente no resisten ni aíslan los cambios de temperatura, y estos cambios afectarán a la calidad de la miel.

  1. Temperatura adecuada
    Busca un sitio a temperatura ambiente. No la pongas cerca de fuentes de calor pero tampoco en el frigorífico. La temperatura ambiente de una cocina o de una despensa será perfecta para conservarla. La temperatura ideal está entre los 10 y 20 grados.
  2. Cierra bien el frasco
    Es importante cerrar bien el recipiente que contenga la miel. De esta forma evitaremos que el oxígeno entre en contacto con la miel haciendo que pierda su sabor.

Será buena elección que el recipiente cuente con una tapa de espiral.

  1. Es posible congelar la miel
    Hay una gran diferencia entre refrigerar la miel y congelarla. Si la refrigeras la arruinarás por completo, pero si la congelas la preservarás.

Si tienes una cantidad considerable de miel y temes que se eche a perder, congelarla puede ser una buena opción. Es posible congelarla sin que pierda sus propiedades, pero hay que tener en cuenta que la miel tiende a expandirse cuando está a muy baja temperatura, por eso evita llenar el frasco demasiado.

Para descongelarla utiliza el conocido método del baño María, ya que no es recomendable esperar a que se descongele a temperatura ambiente.

Resumiendo, lo mejor que podemos hacer es conservar la miel en un frasco de cristal herméticamente cerrado. Mantenerlo a temperatura ambiente y en un lugar oscuro para que así conserve su color y su sabor.